Bienestar

Cómo salirse de la corriente sin ahogarse

como-salirse-de-la-corriente-sin-ahogarseSer como el salmón –el  único pez que nada contra la corriente— como forma de ser en la vida, es un estilo que abre grandes posibilidades; pero también suele ser muy agotador.

Es que todos nacemos en una corriente que nos indica hacia dónde ir, llámenosla Corriente Mundial; la que fluye en esta vida. Pero cada uno a su vez navega por otras corrientes como la corriente del país en el que nacimos, y la íntima corriente que representa la familia. Cada corriente cálida o fría, dulce o salada, de antemano nos impone una dirección, y desde pequeños aceptamos esas directrices sin siquiera cuestionar los rumbos.

En muchas ocasiones debemos “aparentar” para encajar en ella; debemos “hacer de cuenta que somos diferentes a quienes somos” para pertenecer, para no quedar orillados, aislados u olvidados.

Y en esas ocasiones, los primeros perjudicados en la búsqueda de un beneficio somos nosotros mismos, pues para ser aceptados por los demás, elegimos renunciar a ser nosotros mismos. Y nos quejamos mientras la vida fluye, claro por encima de nosotros. Somos apenas unas hojitas en la corriente, que pese a tener una orientación, muchas veces sentimos que estamos a la deriva.

¿Qué podemos hacer para cambiar esa sensación? Si nos ponemos de pie, la fuerza del agua pegará con persistencia hasta voltearnos; si agitamos las manos lograremos crear unas pequeñas ondas pero ignoraremos la influencia que ese pequeño cambio tendrá en el cauce.

¿Qué más hacer cuando nos queremos salir de la corriente? ¿Qué más hacer cuando quejarnos es sólo una forma de alivianar nuestra energía emocional? ¿Nos conformamos? ¿Aceptamos irremediablemente que no podemos hacer nada? ¿Qué todo seguirá igual?

Por supuesto que no. Tal vez vengamos de años y años de hacer esto mismo, pero ¿cuáles son los precios emocionales que pagas al respecto? ¿No crees que es hora de hacer algo diametralmente opuesto? ¿Y si dejáramos por un segundo de creer que sólo tiene que cambiar algo si yo lo hago sola? ¿Por qué no pedir apoyo?

¿Qué pasaría si comparto con otros mis sueños, mis proyectos, mis nuevas creencias? ¿Qué pasaría si este déficit emocional que tengo también lo tienen otros? ¿Qué sucedería si entonces somos más los que tenemos esta urgencia de cambiar los paradigmas? ¿Y si ahora somos más poniéndonos de pie? ¿Y si ahora la corriente pega duro y fuerte, pero no nos tira? ¿Si ahora somos una verdadera resistencia buscando cambiar el rumbo de las cosas?

Sólo compartiendo con el otro nuestros deseos de hacer una diferencia, poniéndonos de pie ante la vida, buscando nuevas opciones, lograremos construir un mundo mejor.

No te dejes arrasar por lo construido, por los valores o creencias de otros, pueden ser valederas para ellos, pero ¿para ti?, juégate a romper con las estructuras creadas de antaño, busca vivir la vida en libertad.

Sólo las personas que son auténticas son libres. Libres de la aprobación, del prejuicio, de la necesidad de ser amados.  Ser queridos y aceptados es un halago. A todos nos gusta; pero una necesidad no es lo mismo que un gusto, un placer. Si puedes vivir aunque los demás no acepten tu forma de andar, decir, o vestir; si puedes vivir tranquila contigo misma aún cuando ese otro no te ama; si puedes ser a pesar del mundo, eres libre. Y sobre todo, has logrado crear tu propio ritmo.

Escrito por: Chuchi Gonzalez

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