Bienestar

El secreto de una mujer segura

seguraEn los años que he dedicado al análisis del comportamiento humano he descubierto que no existen personas que sean completamente inseguras en todos los ámbitos, ya que cada individuo tiene habilidades que domina a la perfección; sin embargo, siempre contamos con un “lado " aco”, una parte de la que “cojeamos”, es decir, algo que nos hace sentir inseguros en alguna faceta. Por eso inventamos excusas. Por ejemplo, hay quienes son expertos para ahorrar y manejar el dinero, pero a la hora de relacionarse con otras personas son incapaces para abrirse al amor porque se sienten simplemente incompetentes, entonces su refugio generalmente es el trabajo y es ahí donde vierten toda su capacidad y se vuelven expertos.

Por otro lado, están los que dominan su apariencia física, comen saludablemente, hacen ejercicio todos los días y poseen un cuerpo escultural, pero en elTu lenguaje no verbal abarca el 93% del mensaje que emites terreno laboral suelen sentirse inútiles, son incapaces de dirigir a un grupo de personas, o de darle seguimiento a proyectos de envergadura, incluso no pueden conservar un empleo ¡ni siquiera por más de un mes!
Mi objetivo en este capítulo es ayudarte a incrementar tu grado de seguridad y reforzar aquellas áreas de tu vida donde sientas que no tienes control. Las finanzas, la salud, la profesión y las relaciones personales son los campos en que la mayoría de las personas tienen su “lado " aco”.
Independientemente de cuan exitosa, adinerada y hermosa puedas ser, siempre habrá espacio para sentirte más segura de ti misma. Como siempre he dicho: “La seguridad es como el dinero, mientras más tengas ¡mejor te ves!”

¿Qué dices con tu cuerpo?

Muchos creen que para sentirse seguros deben depender únicamente de su capacidad intelectual y olvidan que la seguridad es una combinación tanto mental como corporal. Tu personalidad se revela
mediante tus gestos, expresiones faciales y postura, no sólo por medio de tus palabras. Tu lenguaje corporal puede hablar más de ti que tus palabras o tu silencio.
Si piensas que para causar una buena impresión es importante hablar con soltura y articuladamente, estás equivocada. Hay investigaciones que muestran que cuando conoces a alguien y entablas una conversación, bien sea una entrevista de trabajo o una cita amorosa, afectas a la otra persona por tres medios: 1) lenguaje corporal, 2) tono de voz y 3) palabras. Lo sorprendente de estos estudios es que tus palabras impresionan a la otra persona únicamente un 7%, mientras que tu tono de voz lo hace en un 38% y tu lenguaje corporal influye el ¡55%! Tu lenguaje no verbal abarca el 93% del mensaje que emites.
Es decir, tu manera de vestir, tu peinado, los accesorios que utilizas, la forma en que te maquillas y el perfume que usas son formas de comunicación poderosas. La manera como manejas tu cuerpo
también transmite un mensaje. Por ejemplo, el contacto visual, aclarar tu garganta, rascarte la nariz, cruzar tus piernas o brazos, taconear o la velocidad con la que caminas, influye en la forma en
que otros te perciben y la manera como te tratan.
A continuación, voy a describir un lenguaje corporal que te hará proyectarte con una seguridad apabullante, y aunque seas una persona insegura, siguiendo estos cinco pasos lucirás con audacia y firmeza.

Paso 1) Espalda derecha: Camina con el dorso derecho y los hombros hacia atrás. Una espina dorsal recta envía el mensaje de que eres valiente y poderoso, por eso, los militares siempre hacen su saludo muy derechitos. ¿Te imaginas a un soldado saludando con la espalda encorvada y los hombros caídos? Denotaría debilidad y cobardía. ¿Quién tendría miedo de enfrentarlo? Piensa por un momento en los héroes como Superman y la Mujer Maravilla, tan sólo su postura envía un mensaje de poderío. Te propongo intentar lo siguiente: Baja la cabeza, encoge tus hombros yTu lenguaje corporal puede hablar más de ti que tus palabras o tu silencio arquea tu espalda, entonces observa cómo te sientes, ¿llena de seguridad?, ¡claro que no!, puesto que ése es el lenguaje corporal de una persona insegura o deprimida.
Ahora, sugiero que hagas algo diferente: Endereza la espalda, echa los hombros hacia atrás y súbelos, sume el estómago, in" a el pecho, sube la cabeza y mira hacia el frente: ¿Te sientes poderosa?, ¡indudablemente esta nueva posición te hizo sentir más fuerte y segura de ti misma!

Paso 2) Acércate: Cuando conozcas a alguien, inclínate hacia la persona. Esto demuestra que tu energía se expande hacia ella. Quizás pienses que es un poco agresivo, pero es mejor ser a! rmativa que defensiva o tímida. Según las reglas de etiqueta, debes guardar un espacio de dos pies de distancia (aproximadamente 60 centímetros) o el largo de tu brazo extendido, entre tú y otro individuo.
No obstante, yo no sigo esa regla, pues pienso que en ese trayecto tan largo cabe un enorme bloque de hielo que no me deja sentir el calor del ser humano con el que estoy hablando. Tampoco estoy diciendo que te acerques tanto que vayas a invadir el espacio de otros. Mi sugerencia es que no tengas miedo de aproximarte y enviar un mensaje de disposición y amistad. Al cabo que si te arrimas demasiado, te darás cuenta rápidamente porque la otra persona comenzará a inclinarse hacia atrás, alertándote de tu intensa proximidad.

Paso 3) Establece un contacto visual: Cuando esquivas la vista emites la señal de que estás ocultando algo. Mientras que al ! jar tu mirada, envías el mensaje de que no tienes miedo, eres leal y se puede confiar en ti. Si tienes algún temor para hacer contacto visual no importa, ¡inténtalo! Quizás te sientas incómoda al principio. En este caso lo que debes hacer es mantener tu vista en la parte superior de la cara del otro individuo. En otras palabras, mira las cejas, después la frente, luego los ojos, posteriormente la nariz y vuelve nuevamente a los ojos. Enfoca tu mirada en los alrededores de los ojos de la persona con quien estás interactuando. Todo el mundo quiere sentirse importante y la forma más genuina de darle a entender a alguien que es valioso para ti, es mirarlo fijamente a los ojos. De ninguna manera se te ocurra mirar al suelo, a los lados, ¡y mucho menos hacia arriba!
En mis años como conferencista, he tenido la virtud de siempre poder conectarme profundamente con mi audiencia. Por eso muchas personas que aspiran a ser oradores como yo, me han preguntado: ¿Cuál es tu secreto para ganarte al público y hacer una presentación exitosa? Y siempre doy tres respuestas:
1) Hacer contacto visual con tu audiencia.
2) Hacer contacto visual con tu audiencia.
3) Hacer contacto visual con tu audiencia.
Quien aplica estas reglas en un escenario y fuera de él, sin duda que será bendecido con mucha popularidad.
Paso 4) Un saludo de mano firme: Esto no significa que cuando conozcas a alguien Al sonreír, no sólo lucirás más confiada, sino que irremediablemente te verás hechizante vayas a exprimirle la mano, pero asegúrate de presionarla con firmeza. Hay personas introvertidas que cometen el error de extender su mano con la misma firmeza de un fetuccini hervido y dejan que otro sea quien tome la iniciativa del apretón. Todos tenemos un ritmo interior y una oportunidad para compartirlo es con un saludo de mano.

Quizás eres una persona encantadora e inteligente pero un primer contacto equivocado puede enviar el mensaje de que eres tímida, insegura y poco amigable. Por ejemplo: dar la mano con solidez deja saber que eres segura y amistosa. Y si lo haces mirando a los ojos, puedes causar una impresión maravillosa.
Pero ten cuidado, a la tierra que fueres haz lo que vieres, es decir, considera que no en todas las culturas las costumbres son las mismas; por ejemplo, en Japón el contacto físico al saludarse no es bien visto: allá nunca se toma la mano de una persona para saludarla, por lo tanto inclinarse hacia delante y bajar la cabeza, poniendo las manos juntas, es la forma adecuada para expresar un saludo afectuoso. Por otro lado, en algunas culturas del medio oriente es muy común entre dos caballeros, que no tienen ningún parentesco, saludarse de beso en la mejilla, algo que en la cultura hispana ¡crearía un gran chisme!
Paso 5) Sonríe: Éste es el paso más importante para demostrar que eres una mujer segura. Aunque no siguieras los cuatro pasos anteriores, pero aplicaras éste, harías una enorme diferencia en tu vida.
Hay estudios que con! rman que los individuos sonrientes son más saludables, viven más tiempo y atraen a más personas. Una sonrisa invita a que otros se acerquen a ti. Los expertos confirman que los que son seguros de sí mismos sonríen más que los inseguros. Al sonreír, no sólo lucirás más confiada, sino que irremediablemente te verás hechizante. Si no me crees, te reto a que hoy mismo te dediques a estudiar escrupulosamente a todas las damas que muestren una sonrisa. Obsérvalas en la televisión, las revistas, en el trabajo o en la calle. Te aseguro que después de observar detenidamente a esas sonrientes féminas, no podrás encontrar a ni siquiera una mujer “fea”. Como decía mi tía, los ojos son la ventana de tu alma y la sonrisa es la puerta de tu corazón.


Q

uizás no estás acostumbrada a aplicar los pasos explicados anteriormente. Al principio tendrás que pensar antes de ponerlos en acción, pero mientras más los practiques, más te acostumbrarás.
Aunque tu lenguaje corporal ayudará a proyectarte con más seguridad, ¡la verdadera seguridad viene de adentro! Durante una encuesta que realicé a más de 500 mujeres les pregunté: ¿Te consideras una mujer segura? Y resultó que dos de cada tres damas me confesaron que se sentían inseguras. Este estudio demostró que casi el 70% de las mujeres experimentan algún tipo de inseguridad. Y de las que manifestaron sentirse seguras, la mayoría dijo sentirlo cuando desempeñaban algo que sabían hacer bien o realizaban actividades en las cuales tenían experiencia. Una de las entrevistadas fue Janet, abogada de voz firme e ideas claras, que a la fecha proyecta una seguridad arrolladora. Ella es fuerte testimonio de una “mujer sin límite” en el campo profesional. Sin embargo, en su vida amorosa es cohibida, insegura y teme expresar sus sentimientos. Al no sentirse confiada en el amor, enfoca todas sus energías en su carrera, donde se siente muy segura. Ciertamente, al igual que Janet, eres segura cuando efectúas una actividad que estás acostumbrada a realizar porque sabes que puedes desempeñarla con propiedad. Por ejemplo, si en tu trabajo tienes la seguridad de ser tremenda vendedora y puedes hablar con tus clientes, explicar bien el producto y convencerlos de que te lo compren, entonces ¡como vendedora te sientes muy segura! O tal vez tienes la con! anza de que eres una buena madre, porque puedes dar todo el amor que tus hijos necesitan, sabes educarlos bien y hacer que se sientanCasi el 70% de las mujeres experimentan algún tipo de inseguridad protegidos, por lo tanto, ¡como madre te sientes muy segura! De hecho, puedo apostar que existe algún área de tu vida en la cual la seguridad no te falta; por ejemplo, puedes ser una experta decorando, cocinando, bailando o incluso haciendo el amor.
Con esto quiero hacerte comprender que alguna virtud debes tener y ésa la dominas a las mil maravillas, como en las siguientes declaraciones: “Sofía es buenísima para bailar, Angie es buenísima para preparar cenas y Gloria dice que es buenísima amante”. El problema de basar tu seguridad únicamente en los campos que dominas, léase sólo en donde eres buenísima, es que estarás limitada cuando tengas que enfrentar situaciones en las que no tienes experiencia y no te resultan familiares, como buscar un nuevo trabajo, aprender otro idioma o conocer un nuevo amor. En pocas palabras cuando dices: “Es que para eso soy malísima”. Entonces: ¿Cómo confiar en ti cuando te encuentras en territorio desconocido? ¿Como recobrar la seguridad que algún día poseías?
Cuando naciste, viniste al mundo sin ninguna inseguridad, pero en tanto vas creciendo pasas por experiencias que van desvaneciendo tu seguridad. Quizás la perdiste a causa de un desengaño, un fracaso o una frustración. O tal vez padeciste una enfermedad, sufriste un accidente o tal vez perdiste a alguien o algo.


H

ay tres palabras que te ayudarán a establecer un nuevo camino hacia tu propia confianza: deseo, disposición y compromiso. Hay quienes piensan que una mujer segura es la que tiene la habilidad de hacer algo muy bien y en un área que desconoce no tiene miedo para actuar. Pero la verdadera seguridad no tiene nada que ver con lo que puedes o no hacer bien, ni con los logros que puedas alcanzar. Tampoco se relaciona con las situaciones externas de tu vida. Seguridad es una forma de pensar, una actitud y un sentimiento que genera un sistema de creencias, donde no importa el reto que enfrentes, tú confías en que puedes manejarlo y para ello estás dispuesta a preguntar, a investigar, a pedir apoyo, a leer un libro, a tomar una clase, a dedicar el tiempo, a consagrarte y a hacer todo lo necesario para conseguir lo que deseas. En este momento que lees mis palabras, seguramente tienes el deseo de tomar una decisión o hacer un cambio en tu vida que llevas posponiendo. El sólo hecho de tener el deseo significa que ya estás en la ruta que te conduce a tu meta. Y la disposición a intentar, te da el impulso para comenzar. La razón por la que no has estado dispuesta a actuar es porque te refugiaste en tus excusas, como ya lo analizamos en el capítulo anterior. Por lo tanto, lo que incrementará tu nivel de seguridad es hacer un compromiso y tomar medidas que te encaminen a tu meta. El problema es que estás esperando a sentirte segura para ponerte en marcha. ¿Pero sabes qué?, trabaja de la forma opuesta, primero da el paso y por ende la seguridad que tanto anhelas empieza a llegar. Esperar, esperar y esperar ¡no te va dar más seguridad!, de hecho, mientras másSeguridad es una forma de pensar, una actitud y un sentimiento donde no importa el reto que enfrentes, tú confías en que puedes manejarlo esperes para lanzarte, más insegura te vas a sentir, y menos deseos tendrás de hacerlo. Lo único que elevará tu con! anza es ¡actuar! Insisto en esto por que conozco a muchas mujeres que saben lo que desean, pero están esperando a tener la certeza de poder lograrlo para entonces empezar. Esto lo ilustra Marta, una joven que me llamó a mi programa de radio:
—Tengo el deseo de abrir mi propio restaurante —dijo emocionada.
—¿Qué esperas para comenzar? —le pregunté.
—Imagínate, tengo que conseguir el dinero, el local, las recetas y patentar el nombre del negocio... ¡son muchas cosas! —expresó confundida—, María, lo que pasa es que me siento insegura y no sé por donde empezar —confesó compungida.
—Pero Marta, ¡Quieres quitarte los zapatos antes de llegar al río! Si esperas a tener el lugar, el dinero, los clientes, el letrero y los tomates picados para abrir tu restaurante, ¡tus nietos serán los meseros! —dije jocosamente—. A ti lo que te falta es comprometerte, eso te hará superar el miedo! Al igual que Marta, tal vez tienes claro tu deseo, que puede ser emprender tu propio negocio, bajar de peso, dejar un mal hábito,
volver a la escuela, cambiar de empleo o quizás dejar una relación que no te conviene. Pero cuando te enfocas en el logro final, te das cuenta de todo lo que implica y es cuando la inseguridad se prende como una luz roja que te detiene. Entonces te cuestionas: ¿Podré atravesar ese largo trecho? ¿Tendré la fuerza y persistencia para continuar? ¿Podré superar los obstáculos que puedan aparecer? ¿Tendré el impulso para llegar al final? Estas preguntas te hacen dudar y te olvidas de que no debes basar tu seguridad en si puedes llegar al final del recorrido, sino que tienes que basarla en que ¡puedes comenzar ese camino!
El sendero inicia con el primer paso, el cual no tiene que ser enorme y abrumante; un pequeño avance te motivará a tener el impulso para dar el siguiente paso. Te aseguro que cada acción que tomes hacia tu meta incrementará tu fe y tu seguridad. Marta se dio cuenta que embarcarse en su cometido era tan
sencillo como escoger el nombre de su negocio; esto sería el impulso para diseñar el menú y por consiguiente, le daría la seguridad para continuar la travesía. La clave para subirte a bordo y emprender el viaje hacia tu sueño es hacer un compromiso. Porque cuando empiezan a llegar los obstáculos que te pueden sacar de tu sendero, el compromiso te mantiene, no deja que te rindas y te hace llegar a la meta. Así que todo lo que necesitas es decir: ¡me comprometo, lo voy a hacer!


U

na vez que te comprometes es obligatorio hacer algo más: ¡aprender a ponerte en primer lugar! Si no lo haces será muy difícil lograr tus metas Esto es un reto para todas las mujeres porque crecemos pensando que para ser una buena mujer debemos sacrificarnos por los demás. Y si ponesPara dar lo mejor de mí en mi carrera, y con mi familia, es esencial ponerme en primer lugar sin sentirme culpable tus necesidades en primer lugar te consideran una egoísta y eres una mala madre, mala esposa o mala hija.
He logrado muchas metas personales y profesionales, porque he puesto mis prioridades en orden. La persona más importante en mi lista soy yo. Anteriormente me hubiera sentido culpable de confesarte que mis necesidades vienen primero que las de otros. Pero me he dado cuenta que para dar lo mejor de mí en mi carrera, y con mi familia, es esencial ponerme en primer lugar sin sentirme culpable. ¡Y tú debes hacer lo mismo! Aprovecho para preguntarte: ¿Pones las prioridades de los demás antes que las tuyas? ¿Estás viviendo para complacer a otros? ¿Inviertes una gran parte de tu tiempo cumpliendo con necesidades ajenas? Quizá por eso pusiste a un lado tus anhelos y te has dedicado a cumplir con responsabilidades que supuestamente son “más importantes” que tus sueños. Como las necesidades de tu pareja, hijos, mamá, suegra, amiga, mascota y trabajo, para mencionar algunas.
Este concepto de ser “cuidadoras” viene desde tiempos ancestrales, cuando la mujer estaba encargada de atender la morada y las crías, mientras que al hombre le tocaba ser expedicionario y salir a cazar para traer la comida. Aunque han pasado miles de años, no es mucho lo que ha cambiado con relación a estas costumbres. A mí me criaron con la mentalidad de que a las damas les tocaba el trabajo del hogar, cuidar de los niños y atender al esposo. Mientras que el hombre estaba encargado de trabajar fuera de la casa, mantener la familia y tener éxito profesional. Recuerdo que mi madrina me decía: “Si quieres disfrutar de las cosas buenas de la vida, ¡mejor es que busques un tipo con mucho dinero!” Inconscientemente me enviaba el mensaje de que yo debía vivir a cuenta de un hombre que me proveyera, porque yo no tenía las capacidades para obtener por mí misma lo que deseara.

Esta antigua creencia hace difícil a muchas mujeres reconocer que pueden ser independientes. Es cierto que vivimos en un mundo dondeNunca debes creer que necesitas de alguien para sobrevivir dependemos unos de otros para coexistir, pero nunca
debes creer que necesitas de alguien para sobrevivir. ¡Tú eres autosuficiente!
Lo que sí ha cambiado en estos tiempos es que ahora hacemos trabajo doble, seguimos cumpliendo con la familia y los quehaceres del hogar, y a la vez trabajamos fuera de la casa. ¡Y las mamás solteras o sin apoyo de los padres tienen la carga triple! Con todas las responsabilidades, estrés, ajetreo y compromisos del diario vivir, se dificulta cada vez más encontrar tiempo para explorar lo que realmente nos da satisfacción. Para llegar a sentirte plena y satisfecha es imprescindible que en tu lista de prioridades seas la número uno. ¿Sabes quién es la persona más importante en tu vida?, ¿a quién crees que debes consentir? No es tu pareja, ni tus hijos, ni tu mamá... ¡eres tú! Comienza a dedicar tiempo y energía en las cosas que te hacen feliz. Toma decisiones basándote en lo que tú quieres y no en lo que otros desean de ti. ¡Cómprate " ores! ¡Date un masaje! ¡Lee un buen libro! ¡Escucha tu música predilecta! ¡Ve a tu restaurante favorito! ¡Arréglate y cuida de ti!
Al principio te vas a sentir culpable. Si te sientes incómoda... ¡Hazlo de todas maneras! Antes de pensar en otros tienes que pensar en ti. Tu familia, amigos, vecinos, jefe y todos los que te rodean te harán sentir mal cuando no les dedicas el tiempo que desean. Esto es normal porque están acostumbrados a que siempre estés disponible. Este hábito es difícil de romper, pero tienes que dejarlo. Una mujer que olvida sus aspiraciones y sueños, para darle prioridad a los deseos de otros, no se ama a sí misma. Te garantizo que cuando empieces a invertir tiempo en ti, te darás cuenta de que tu productividad y creatividad aumentarán notablemente. Además, te vas a sorprender porque tendrás más amor y energía disponibles para dar aotros.

Escrito por: María Marín

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*