Bienestar

No es un adiós


Mi primo Israel y yo crecimos juntos, éramos como hermanos, lo somos. Dentro de nuestros sueños estaba el terminar una carrera y superarnos. Fuimos educados con mucho respeto, en un ambiente de cariño desbordante. Nuestras casas eran modestas y nuestros hábitos un tanto sobrios. La imaginación lo era todo en esos ayeres, la cama de mi abuelita era nada más y nada menos que “kit” el auto increíble ¿te acuerdas Isra?
Siempre estábamos juntos y un buen día por razones ajenas a voluntades propias, por terquedades adultas, por las circunstancias de la vida, que simplemente son, nos separamos unos años y nos alejamos. Los seres humanos, maravillosos... Inexplicables. El punto es que aunque estábamos alejados nos seguíamos queriendo mucho y ese cariño ha perdurado y perdurará, siempre.
Isra es muy abusado, no se mete en problemas, difícilmente juzga, él sí aplica el quedarse callado si es que no tiene nada bueno qué decir. Tal vez es el que más parecido tiene con mi abuela, noble, tranquilo. Somos parte de una familia muy luchona, la mamá de Isra es hermana de mi Mamá, un total de ocho hijos. Definitivamente sale de mi entender esa fuerza con la que mis abuelos sacaron adelante ocho hijos, igual que los padres de mi Padre. Otras épocas, otro México, otros sueños, otra clase de valores en los que los hombres y las mujeres conducían familias juntos, como equipo.
Mi abuela nos pasó muchos de esos grandes valores a Isra y a mí. No hay nada con lo que podamos pagarle esa dedicación, ese cariño desmedido, tanta paciencia. Isra estudió, se tituló, se casó hace casi dos años y hoy ha decidido emprender una meta más en la que le deseo no solo suerte –que es necesaria- sino también éxito –que es meritorio- Estoy segura que serás muy feliz en donde sea que decidas vivir porque tienes todo lo necesario para salir a la guerra y ganarla. Nos prepararon para triunfar Isra y nos educaron para amar. Nunca lo olvides.
No es un adiós, solo se va a vivir a otro país. Le digo hasta pronto a mi primo al tiempo que también a ustedes mis queridos y desconocidos lectores, que han sido mi luz en momentos de tormenta y que han sabido darme con esa forma tan característica de las masas sin rostro, una tranquilidad inigualable. Parto, por motivos personales y profesionales a otros lares, unos lejanos o tal vez más cercanos de lo que yo pensaba.
Agradezco que cada semana sus ojos se hayan postrado en estas letras que me fluyen como la sangre en mis venas y que de repente son bien entendidas y otras simplemente inentendibles. Agradezco a este maravilloso espacio por haberme permitido compartir estas locuras mentales y sentimentales de forma libre y respetuosa, por dejarme ser. Dejo mi puerta abierta.
Respetar, confiar, perdonar, amar, a veces olvidar es imposible. Les recuerdo que no vamos a equivocarnos si no hacemos nada, no hay garantías de vida, ni pólizas para la pérdida de la cordura, no valen la pena las pastillas para los malos recuerdos, es mejor caminar por el camino correcto que correr por el que no lo es. El éxito se obtiene de mil fracasos, de éstos son de los que se aprende y no habrá jamás decisión más acertada que escoger quererse a uno mismo, primero uno.
No puede darse lo que no se tiene. Un acto siempre estará por encima de un millón de palabras. No olvidemos nunca levantarnos. Las pasiones son hermosas pero efímeras, espejismos, como todo exterior. El interior es más importante que las banalidades de las formas, porque permanece, aunque las del ser hay que aceptarlas, acoplarse a la naturaleza de las cosas. Paciencia para los que se quedan en la primaria de la vida, para los minusválidos emocionales.
La vida es una avalancha de momentos, de nosotros depende escoger los mejores en tiempos de escasez y valorar, ahorrar en períodos de abundancia. No siempre se tiene lo que se desea pero creamos en Dios y en nosotros para obtenerlo, hay que intentarlo, siempre. Aprendamos a querer lo que tenemos y a soñar. Hagamos hombres y mujeres de bien que sepan aprovechar las oportunidades sin ser oportunistas. Practiquemos la gratitud.
Queramos a quien nos quiere. Lo que hace daño hay que alejarlo, la amistad es un reloj que siempre está a tiempo, los padres difícilmente se equivocan y se conquista con cordialidad a la pareja. Toda relación personal es de ida y vuelta. Nada vale la pena por la pérdida de la soberanía personal. Llorar drena el alma, nadie es tan bueno, bueno ni tan malo, malo. Y definitivamente hay cosas que no da la naturaleza y que no se aprenden en un salón de clases, tengamos cuidado pues hay otras muchas cosas que se aprenden en la calle y se convierten en hábitos.
Sigo empeñada en creer en mis utopías, en realizarlas, esas en las que no soy una loca sino una común, continuaré la búsqueda de mi propio bienestar, del que espero estar enferma muy pronto ¿terquedad? el tiempo con su sabiduría sublime me lo dirá. El día es como uno desea que sea. Reír alimenta el espíritu. Seamos leales. Cuando demos hagámoslo siempre de corazón.
No hay palabras correctas para decir adiós, a veces es muy difícil irse pero vale la pena cuando hay algo mejor –a veces desconocido- esperándonos. Esto es lo que más amo de la vida, la capacidad que tiene de poder brindarnos esas sorpresas que cada quien acomodará como mejor le parezca. ¡Arriesguémonos!
Muchas gracias a ti… a todos.
¡Suerte, éxito y hasta pronto!

Evangelina Jiménez Olvera

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