Bienestar

Voy a limpiar mi alfombra

voy-a-limpiar-mi-alfombraSomos muy buenos para emitir opiniones respecto de la vida de los demás o situaciones fuera de nuestra inmediatez. Nos encanta decir cómo determinada cosa la haríamos mejor: cómo superaríamos mejor una muerte, decoraríamos mejor una casa con nuestro toque, compraríamos cosas más importantes y lujosas si tuviéramos esa cantidad de dinero en nuestras cuentas de banco.

“Si nosotros fuéramos el entrenador de la selección hubiéramos valorado más a ciertos jugadores”, “si yo fuera ella no haría eso”, “si estuviera en una situación así jamás me atrevería a hacer aquello” ¿Hasta cuándo?

Y seguimos, “si estás en contra de la violencia pega esto en tu muro o en tu foto de perfil o me da igual”. Sí, la verdad es que la intención es preciosa pero lo que cuenta es lo que hacemos en nuestro entorno, cómo educamos a los hijos, cómo cuidamos a los viejos, cómo valoramos a nuestros padres, cómo no traicionar a los amigos, no tirar basura, no engañar a nuestras parejas. Y eso, pocas personas lo llevan a cabo.

La violencia está arrasando nuestro país, es verdad. Lo que también es cierto es que, a menos que tengamos un cargo público, no podremos cambiarlo protestando u opinando si estamos o no de acuerdo en que el ejército esté o no en un estado de la República Mexicana, por ejemplo. Aunque para una noche de amigos, entre copas y cigarros, está increíble, pero nada más.

Como seres mortales, humanos, trabajadores de fábricas, asalariados, dueños de pequeños negocios, madres solteras, afanadoras, abogados, científicos, maestros, albañiles, amas de casa, médicos, padres de familia, estudiantes de preparatoria o secundaria, universitarios… las cosas deben cambiar primero en nuestro ambiente y ese cambio solo puede provenir de nosotros.

¿Quieres cambiar las cosas? Deja de sabotearte, no envidies, no golpees a tu mujer ni a tus hijos, abandona a aquel que te engañó, estudia, trabaja, deja de robar, deja de mentir y engañar para conseguir algo a cambio, acércate a tus hijos, ama a tus padres, valora a los viejos, pues como quieras verlo te llevan gran ventaja en las artes de la vida, escucha a los niños, aún no están viciados.

Poco a poco hay que limpiar la alfombra. A veces metemos tanta basura debajo de ella que cuando la montaña está enorme decidimos voltear a la alfombra de otros porque nos da pereza aspirar la nuestra. Es más fácil intentar resolver los problemas ajenos que resolver los nuestros ¿Así cómo vamos a cambiar algo?

Culpando a los demás: al gobierno, a nuestros jefes, a nuestros padres, a nuestras ex parejas que no supieron valorarnos, a esos amigos que se alejaron o que tal vez, nosotros corrimos, a los profesores, al clima, a la situación, culpamos a todo y a todos y jamás volteamos a ver nuestros actos, nos da pereza ¡Suficiente!

Ya es tiempo de que asumamos la responsabilidad que nos toca, por el simple hecho de vivir y de seguir, estamos obligados a ser felices y es una lucha diaria. Empecemos por nuestras casas, por los hijos, por nuestras parejas, por nuestros trabajos, nuestros amigos, iniciemos con nosotros.

Y enseñemos a los que apenas comienzan a comprender, que las cosas solo evolucionan cuando así lo decidimos nosotros. Hoy voy a dejar de mentir, de herir, de sufrir, voy a dejar pasar al de enfrente en el tráfico, voy a hacer mi trabajo para que pueda funcionar el equipo al que pertenezco y logremos un resultado positivo.

Solo por hoy, voy a limpiar mi alfombra y a evitar la violencia en mi ambiente, voy a demostrar más cariño a todos aquellos a los que amo, voy a perdonar y espero que me perdonen, voy a decir las cosas, a callar los insultos y las críticas que nada nos dejan y que todo nos quitan. Voy a llenarme de paz para poder transmitirla y voy a aceptar mis errores y aprender de ellos para que mañana pueda hacer exactamente lo mismo que hoy.

Y así, tal vez -poco a poco- otros me sigan y entonces hagamos más de lo que hablamos, empezando en nuestro círculo, con suerte se extiende y utópicamente podamos lograr, sin necesidad de ser titulares de un cargo público, alterar positivamente el entorno universal.

Escrito por: Evangelina Jiménez Olvera.

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