Bienestar

Sólo por si llueve

Solo_por_si_llueveEl aire está afuera y está esperando desesperadamente poder tocar mi piel. El sol no se cansa dentro de las primeras horas del día, y ya me llamó para calentar un poco mis cabellos y secarlos. Las sorpresas están a la vuelta de la esquina y tengo la firme convicción de que son maravillosas, porque estoy viva y mientras eso permanezca, mi fe, mis esperanzas y mis sueños siguen siendo posibles.

La tranquilidad que trastoca las yemas de mis dedos mientras escribo y el poder ser capaz de caminar hacia donde se me dé la gana y respirar este aire que tal vez no es muy limpio, pero es aire al fin, el aire de la libertad, mi libertad de pensamiento, de voz, de sentimiento. Esa que tanto puse en juego y que tanto me reclama ahora. Esa que aquí sigue junto a la tranquilidad y la paz de mi ser, están esperando con el motor encendido trepadas en al auto de mi soberanía personal.

Me levanto todas las mañanas sin más expectativa que sentir, porque al pedir sentir, pido todo. Tengo largas las barbas de la experiencia respecto a la vida misma y no me molesta cortarlas por unos instantes para emparejar el futuro que sigue el curso del reloj. El fleco de mis ojos vislumbra la posibilidad de que todo es posible.

Mi sonrisa no ha quedado borrada por la goma de la malicia de la gente, simplemente ha sido calibrada para poder pelear en una lucha que solamente la fortaleció. ¡Qué recio es el carácter y qué terca mi buena fe!

Sigo teniendo el valor, el cinismo y la fuerza que pedía mi abuelo tuviéramos los nietos. Masco el chicle de la serenidad y espero, con fervor, poder algún día aconsejar a aquél que solicite la apertura de mi alma, a través de mis huesos forrados por esa piel curtida e hidratada del devenir de la existencia, de mi existencia.

Busco nada, nada busco, ni espero sentada a las calamidades o a sus adversarias, simplemente estoy, existo y me complemento de mí misma y de mi alma caliente. Me maravillo del tamaño y luminosidad de la luna, valoro el azúcar, la sal y el limón de la presencia, porque son parte del carrizo por el que corro todos los días, ese carrizo que manejo yo.

Disfruto del color de las frutas y del movimiento de las nubes, no, no estoy sola, estoy contigo y tú conmigo, somos uno mismo, mi cuerpo. Ese templo nada egoísta que acepta lo que le doy y es lo suficientemente sabio para rechazar aquello que le hace daño.

Los suspiros solamente son fotografías de los recuerdos, recuerdos que se imprimen en experiencias y éstas en historias que contar. Mi voz aumenta con cada suspiro y brilla.

Sí, me equivoco todo el tiempo, lo reconozco, pero no tengo empacho en seguirlo haciendo porque es simplemente parte de la caja con la que me voy a ir cuando perezca y ayuda a labrar piedras pequeñas, mojadas o secas, que formadas una tras otra marcan el camino que debo seguir y evaporan con moralejas del que debo alejarme.

Sí, tengo miedo todo el tiempo, de todo y de todos, pero lo enfrento con eso que se llama arrojo, carácter. No presumo nada pero carezco de todo al despertarme, y al llegar la hora del sueño atesoro lo que aprendí para guardarlo en mi cerebro, cerca de mi corazón, solo cerca.

Jamás lo sabré todo, jamás sentiré todo, pero puedo acercarme a la conciencia de mi ignorancia y en el proceso del conocimiento del ser, mi ser, camino cautelosa pero segura, positiva y sonriente, porque mañana es otro día maravilloso diferente al hoy y totalmente extraño al que le sigue, si sale el sol me calentaré, pero si decide el día nublarse, simplemente me pondré un abrigo y desempolvaré mi paraguas, sólo por si llueve.

Escrito por: Evangelina Jiménez

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*