Noviazgos

Damas y caballeros



damas-y-caballeros
Recibo cientos de mails de hombres y de mujeres quejándose de lo mismo: que el sexo opuesto ya no es como antes…

Los hombres alegan:
  • Que las mujeres estamos demasiado independientes y que, en ciertos momentos, parecería que no los necesitamos. En una sola frase, que han dejado de ser imprescindibles para nosotras y que podemos llevar adelante nuestra vida sin ellos, satisfactoriamente.
  • Que nos hemos olvidado de algunos de nuestros roles y nos concentramos en aspectos que no tiene que ver con nuestro papel central: ser madres, esposas, el centro del hogar.
  • Que competimos con ellos. Que demostramos nuestra inteligencia, que no nos quedamos calladas, que tenemos ideas propias.
  • Que no les damos el lugar que desearían y que han tenido siempre, hasta ahora: ser los mayores proveedores, los que más saben, los admirados.
  • Que no permitimos que nos cuiden. Muchos hombres quieren cuidar y proteger a la mujer que tienen a su lado, pero de alguna manera el habernos vuelto tan independientes parecería implicar que, si mostramos que necesitamos (y disfrutamos) ese cuidado, sería admitir una flaqueza.
En una palabra: ellos dicen que ya no hay damas. Por su parte, las mujeres decimos:
  • Que ya no nos dan el lugar que teníamos anteriormente: el de ser buscadas, agasajadas, sorprendidas. Muchas mujeres ni recuerdan la última vez que recibieron una flor o bombones, o por lo menos, un mensaje de amor de sus parejas.
  • Que el encontrar un hombre que abra la puerta y la deje a una entrar o salir primero es una rareza. Que nos pasen a buscar y nos acompañen de nuevo a nuestra casa después de la primera o de la segunda cita, aún más extraño.
  • Que ahora los hombres están más “cómodos” y por eso hemos debido adoptar actitudes que anteriormente no teníamos, con las que, en muchas ocasiones, no estamos a gusto.
En una palabra: las mujeres decimos que ya no hay caballeros. Creo que ambos aspiramos a lo mismo: a encontrar un par, alguien que nos complemente, con quien podamos compartir nuestras angustias y nuestras alegrías.

¿Qué haces tú para lograr que te traten como deseas? ¿Qué genera tu comportamiento? ¿Das lugar al otro para que tenga las actitudes que buscas encontrar o abarcas demasiados espacios y no predicas con el ejemplo?

Si estás acompañado y te gustaría que tu pareja tenga alguna atención que hoy no tiene, pues díselo de la mejor manera posible. O da el primer paso para que te imite. Tal vez ni se le pasa por la cabeza lo que tú estás pensando y puedes lograr que por lo menos parte de lo que para ti es importante se transforme en realidad.
Además, creo que un paso fundamental para acortar diferencias y acercarnos es, simplemente, ser como somos. No dejes de lado tu verdadera esencia porque te tilden de cursi, de “esperar demasiado” o de suponer “que lo que deseas no existe”.

Hay alguien que tiene los mismos valores y las mismas aspiraciones que tú. Si te conformas con menos o reduces demasiado las expectativas, no te estarás siendo fiel a ti mismo y, probablemente, te estés generando un conflicto interno, ya que lo que encuentres o lo que aceptes no te hará feliz.

Y ten presente que siempre hay una dama para un caballero.

Escrito por: Merlina Meiler

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*