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La obsesión no es amor



Ya lo decía aquella cancioncita que sonó con insistencia hace unos cuantos veranos: “No es amor, lo que tú sientes se llama obsesión”. Y es que, aunque no lo creamos, hay muchas personas que sin darse cuenta llegan a una situación emocional en la que no saben distinguir entre una cosa y la otra, a pesar de tratarse de dos conceptos tan diferentes.

Nuestra salud psicológica y emocional se merece que le prestemos atención. El amor es un sentimiento que beneficia a quien lo da y a quien lo recibe, mientras que la obsesión perjudica a ambos. Cuando uno se obsesiona con el ser amado, en realidad está destruyendo el amor. Convierte al otro en el centro de su existencia, de manera que ahoga su propia vida social, sus intereses y aficiones, creando una relación de dependencia emocional en la que el objeto de ese deseo también sufre, por las ansias de control que su pareja ejerce sobre él. El amor se torna enfermizo y asfixiante para ambos, y a veces es realmente difícil salir de ese círculo vicioso.

Si percibes que tu comportamiento o el de tu pareja responde a las características de la obsesión, toca reaccionar antes de que se acabe destruyendo la relación por ese afán de controlarlo, saberlo y manejarlo todo. Las personas obsesivas no sólo mejorarán el trato con la pareja, sino que ellas mismas experimentarán un afianzamiento de los aspectos positivos de su personalidad si cultivan su amor propio.

La desconfianza, la inseguridad y la baja autoestima son los principales responsables de los celos enfermizos y de la dependencia emocional. Haz una lista de todos tus aspectos positivos, por los que una persona podría enamorarse de tí, y profundiza en estos rasgos. Trabaja también por eliminar la dependencia, procurando llenar tu vida de diferentes alicientes al margen de tu pareja: ellos permanecerán aunque la relación se acabe, y te ayudarán a superar la sensación de que ‘lo has perdido todo’.

Vive el presente con tu pareja, realizando planes positivos de futuro, con tranquilidad y confianza, y habrás caminado varios pasos hacia la felicidad.

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