Diversas

Aprendamos a escuchar

aprenderescuchar“Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para escuchar más y hablar menos” Zenon de Citión

Escrito por: Carlos Segura

Toda comunicación tiene tres componentes básicos: El Emisor, el Receptor y el Mensaje. Si falta cualquiera de esos tres elementos no hay comunicación. La parte que mejor dominamos es la del emisor, o sea el HABLAR. Para eso somos expertos, siempre tenemos algo que decir u opinar.
Pero cuando se trata de ponerse en el rol del receptor la cosa cambia. Escuchamos lo que queremos, entendemos lo que queremos, interrumpimos, nos distraemos, etcétera.

Luego, volvemos a tomar el papel de emisor y, ¿qué crees? el receptor está haciendo lo mismo que tú cuando tuviste el rol.
¿Y el mensaje? ¿Qué crees que pasa con el mensaje? ¿Alguna vez jugaste de niña al “teléfono descompuesto”?
Déjame decirte que el “teléfono descompuesto” lo jugamos de niños y lo seguimos jugando de adultos, y la mayoría de las veces ni siquiera lo notamos.
¿Cuál es la consecuencia? pues que el mensaje no llega de la forma en que el emisor intentó comunicarla, porque el receptor entendió lo que quiso.
Esto sucede porque el receptor no está ejerciendo su función de manera efectiva, es decir, no ejerce el poder que da el SABER ESCUCHAR.
Ahora, esto tiene sus razones que hay que conocer.
Todos tenemos telarañas en la cabeza, es decir cosas que nos preocupan, pendientes, sensaciones: distracciones generadas por nuestros pensamientos, sentidos y emociones.
¿No te ha pasado que estás en un cóctel platicando con alguien y como tienes hambre estás más concentrada buscando al mesero que trae los canapés? ¿Cuál crees que es tu lenguaje corporal (del que hablé en un artículo anterior) en ese momento? ¿Qué señales está recibiendo tu interlocutor?
Me gusta como llama James Borg a esto: Estás corriendo películas en tu cabeza. Es decir, cuando te distraes estás “escuchando y viendo” tu propio tema en tu mente. Por supuesto que estás oyendo, pero no estás escuchando.
Otro factor que afecta es que pensamos mucho más rápido de lo que hablamos. Pruebas muestran que hablamos entre 120 y 150 palabras por minuto, sin embargo podemos pensar entre 600 y 800 palabras por minuto.
¿Qué significa esto? que como podemos pensar de 4 a 5 veces más rápido de lo que hablamos, cuando alguien está hablando tenemos a pensar en otras cosas y no sólo en lo que se está hablando.
La buena noticiaMucha gente habla para desahogarse. Déjalo terminar y ¡hazle preguntas! no le des consejos es que la habilidad de escuchar se puede desarrollar.

Aquí incluyo algunas técnicas para lograrlo:
1. No interrumpas. Como pensamos más rápido de lo que hablamos, tenemos una fuerte tentación a interrumpir. Esa es una señal de que no estás escuchando y estás tratando de dar tu punto de vista o, sencillamente, eres de los que les gusta más hablar que escuchar. Ponte en los zapatos del otro y piensa lo que sentiste la última vez que te interrumpieron. ¿Te gustó? ¿te molestó? ¿fueron las palabras del otro mejores que las tuyas?
2. No termines las oraciones del otro. Este es un hábito irritante. Sobre todo cuando se repite mucho. Aunque hacerlo ocasionalmente puede demostrar que estás escuchando pero también puede molestar el ego de la otra persona. Mejor no lo hagas. También te puede pasar que la terminación que propones no es la que iba a decir el otro. Probablemente no te ha pasado porque nadie se ha molestado en corregirte.
3. No hables cuando está hablando el otro. Por ejemplo, si alguien te está contando cómo le fue en cierto restaurante y cuando habla del aperitivo empiezas a decir: “si, es cierto y lo mejor son los martinis de sabores, son sensacionales…”. En ese momento dejaste de escuchar al otro que probablemente te estaba diciendo que no le gustaron los martinis. ¿Cómo quedas?
4. No ofrezcas consejos si no te los piden. Una tendencia es que antes de que el otro acabe de explicar un problema o una preocupación, tú ya estás dando consejos y soluciones. ¡Ni siquiera sabes si te iban a pedir consejo! Recuerda que mucha gente habla para desahogarse. Déjalo terminar y ¡hazle preguntas! no le des consejos.
5. Parafraseando. Esto sí lo debes hacer. Parafrasear es una herramienta muy poderosa para el buen escuchador. Se trata de repetir lo que se escuchó con otras palabras: “Si te estoy entendiendo bien, lo que estás diciendo es…” o “déjame decirlo en mis palabras a ver si te voy siguiendo…”
Recuerda que para ser un gran escuchador hay que manejar adecuadamente el lenguaje corporal.

Escrito por: Carlos Segura
Coach Ejecutivo

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