Relaciones

Ya crecimos

ya_crecimosEscrito por: Evangelina Jiménez

Aquellas letras que reposaban en un mensaje de texto acabaron con mi sonrisa por un rato, fue entonces cuando me percaté que el celular no solamente te saca de un apuro en la calle sino que también puede ser un conductor de comunicaciones que pueden entristecer tu alma. “Si querías lastimarnos, lo lograste”, de los pulgares de uno de mis padres salieron esas letras.

¡Qué difícil es crecer! Y seguramente ha de ser igual de difícil tener hijos y ver como se te van, observar cómo te necesitan menos cada día. Mi mamá no lo entendió hasta que yo lo hice, supongo que será lo mismo para mí. Sin embargo hay ciertas cosas que deben recordar los padres cuando están en presencia del inevitable devenir de los hijos: “Siempre los vamos a necesitar”. Espero no olvidarlo cuando ocupe el otro lugar.

Es verdad, ya come y camina solo, pero necesitará alguien que le enseñe a soñar despierto, que le revise la tarea, que le enseñe a jugar futbol o algún otro deporte, que lo lleve al estadio y que con una inexistencia total de egoísmos quiera lo mejor para él o ella. Tal vez tu hija adolescente ya no quiere pasar tiempo contigo, pero necesitará tus brazos cuando un flacucho alto le rompa el corazón o cuando una de sus amigas le baje al galán.

Seguramente tu hija ya está casada y tiene familia pero eso no significa que ya no te necesite, al contrario, se identificarán más porque comprenderá lo que pasaste y entenderá el porqué afrontaste las cosas de esa manera, se dará cuenta de que te juzgó severamente y valorará mucho más las veces que la castigaste.

No importa nuestro estado civil, anímico, físico, los padres nunca se dejan de necesitar, las palabras de aliento que nos brindan, los abrazos que nos regalan y las sonrisas que nos obsequian jamás dejarán de ser necesitadas. Situémonos cada uno en nuestra realidad, así como estuvieron alguna vez ustedes padres, estamos nosotros hoy hijos y el día de mañana veremos así a los que nos siguen, parece sencillo pero es más complicado porque lo olvidamos.

Los dos tuvimos sueños, los dos nos enamoramos desenfrenadamente, los dos pintamos panoramas sin salida y tal vez hoy hago algo que tú no lograste, espero que mis hijos alcancen aquello que aún no he obtenido. Me dará el mismo orgullo que a ti. Venimos de ustedes pero somos distintos, gracias por darnos la capacidad de discernir, la humildad de reconocer los errores y sobre todo las herramientas para hoy valorar que no hay amor más desinteresado e incondicional que el de nuestros padres.

Ojalá algún día tenga el tiempo interior, habilidades y buenos hábitos para poder formar personas como ustedes. Lo que me inculcaron perdurará, porque las raíces que sembraron en mí no morirán conmigo, las sembraré yo también a los que me siguen con la finalidad de que algún día la cosecha sea basta y tal vez se extienda a un mundo más grande que el de nosotros mismos.

Así que ya crecimos y no sabré el dolor agridulce que produce tal situación hasta que tenga hijos que lo hagan, pero ¿saben? seguimos necesitando sus caricias, sus abrazos, sus consejos y eso sucederá hasta que nuestros cuerpos dejen de respirar. Nunca serán nuestros ex papás y jamás seremos sus ex hijos, estamos unidos por algo más que genes y eso es gracias a toda su paciencia que diseminó en nosotros gratitud.

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