Familia

Enseña a tus hijos a administrar el dinero

Lo que no le enseñan a los niños en la escuela

administrareldinerochicaEl abuelo solía decir que todos, sin importar la profesión que tuviésemos, teníamos que saber hacer dinero, y agregaba en tono un poco desesperado “pero la escuela no te enseña cómo hacerlo”. En efecto, de niñas o de adolescentes aprendemos español, inglés, matemáticas pero es muy raro que se nos enseñen temas relacionados con la vida en general. No hay una materia de cómo ser una buena madre ni cómo manejar las relaciones humanas, mucho menos de cómo ganarse la vida. Son de esas habilidades que se aprenden mejor en el recreo.

Falta educación
Ganar, guardar y gastar dinero son actos rutinarios y esenciales en la vida de todos y sin embargo la buena administración es una de esas materias dejadas de lado en la educación escolar básica o secundaria. Salvo las personas que estudian carreras financieras, el resto de nosotras nos embarcamos por la vida sin tener una idea clara de las diferentes formas de manejar dinero. A estas alturas de la vida muchas de nosotras ni siquiera sabemos la diferencia entre un crédito y otro. Y más grave, en México no tenemos la cultura del préstamo y por lo tanto muchas acabamos endeudadísimas sin darnos cuenta.


Habla de dinero
De la misma manera como nos esforzamos para que nuestros hijos tengan una buena educación escolar, es importante enseñarles a ser buenos administradores. Darles un poco de dinero a la semana a nuestros hijos es una buena manera de enseñarles a adminístralo. Otra es jugando con ellos juegos de mesa. Cuando tu hijo llegue a la adolescencia asegúrate de que puedan hablar cómodamente de los temas de dinero. Explícale la diferencia entre ganarse la vida como profesionista – arquitecto o doctora - y como empresario. Hablen de cómo las parejas resuelven sus necesidades económicas.

Presupuesta con ellos
Dicen que los hijos llegan al mundo con torta bajo el brazo. Depende de ti que ellos salgan al mundo con chequera bajo el brazo. Aprovecha al ir de compras para enseñarles a controlar los caprichos momentáneos y a manejarse bajo un presupuesto. Más grandes muéstrales como llevar un flujo de caja. Revisa con ellos tus gastos de casa muéstrales cuanto tienes al principio y al final de un cierto período. Pon los gastos previsibles y los ingresos y ve obteniendo resultados parciales. El Excel en la computadora es una buena manera de llevar tu flujo de gasto mes con mes.


Estimula jugando
Si es mayor, estimula su pensamiento y deja que imagine las cosas que desea adquirir. Deja que te diga como se imagina que va a vivir de adulto. Invítalo a que te diga cómo piensa ganárselo. Utiliza los juegos por internet para jugar a la bolsa de valores. Jueguen juntos con los simuladores de negocios. Casi todo en la vida se aprende sobre la marcha. Deja que trabaje por su lado en verano o los fines de semana. Puede lavar los carros de los vecinos o vender pasteles. Apóyalo en lo que es bueno y le gusta. Ayúdale a pensar cómo podría ganarse la vida haciendo lo que le gusta más.

Escribir un diario
No sé si haya un mejor método para conocerse a sí misma que el llevar un diario. Al escribir estamos plasmando nuestras ideas en blanco y negro. Tratamos de entender lo que nos pasa cuando suceden las cosas de la vida. Es además una forma de mejorar nuestra comunicación. Sea la profesión o actividad que sea, si sabemos expresarnos mejor seguramente tendremos mejor éxito económico. Un diario permitirá que tus hijos detecten cuáles son sus fortalezas y cuáles sus debilidades. Mostrará dónde gastan y por qué.

El valor de la confianza
Si queremos hacer dinero para el resto de la vida, un factor fundamental es la confianza. Nadie nos va a contratar para hacer un trabajo ni nos van a prestar dinero si no somos dignos de ello. Quien toma el atajo de no hacer bien su trabajo, de dar menos de lo prometido, de agarrar el dinero y fugarse, acabará por aislarse a sí mismo. Poco a poco la gente le va perdiendo confianza. Vale la pena que recuerden tus hijos la regla de oro: No hagas al otro lo que no quieres que te hagan. La confianza como uno de sus activos más importantes.

Empatía
Ponerse en los zapatos del otro también tiene sentido empresarial. Enseña a tus hijos a pensar cómo pueden ayudar a los demás. Muéstrales lo afortunados que son. Que vean como hay niños sin zapatos. Que tienen que trabajar desde muy pequeños. Que pasan frío y hambre. Al ser sensibles por lo que les pasa a otros, no sólo valoran lo que tienen sino que se estimula en ellos el deseo de ayudar. Trabajar como voluntario es una excelente forma de ayudar al prójimo al mismo tiempo que desarrollamos habilidades que nos van a acompañar para el resto de la vida.

Padrino empresario
Bien dice el dicho, dime con quién andas y te diré quién eres. Quizá tú seas una buena mujer empresaria o quizá lo sea tu marido y con ello seguramente tu hijo aprenderá mucho. Pero si no has desarrollado del todo esa habilidad procura que tu hijo tenga buenos mentores económicos. Un padrino de verdad. Uno que le ayude a ser un buen negociante. Que lo lleve de la mano a buscar oportunidades para ganar dinero. Hay personas que tienen un olfato especial para ello. Si tus hijos tienen como mentor a una persona así, entonces habrán empezado con el pie derecho. Faltará claro, la persistencia. Constancia.

Trabajar para aprender
Finalmente deja que tu hijo disfrute lo que hace. En la vida, ganar dinero no lo es todo. Lo importante es divertirse. Recuérdales que el trabajo sirve más para aprender que para ganar dinero. Cuando salgan a la calle a hacer dinero y regresen, antes de preguntarles cuánto vendieron, pregúntales qué aprendieron. Las habilidades que van desarrollando día con día son las herramientas fundamentales para que eventualmente tengan el dinero suficiente para cumplir sus sueños.

Del tener al ser
Para Erich Fromm, cuándo alguien tiene ansia de poseer es muy probable que padezca un gran miedo. El mezquino, el consumista o el que posee a personas se siente permanentemente vacío, atemorizado o impotente. No es una persona libre. Para pasar del tener al ser, es necesario darse cuenta del propio egoísmo y luego modificar actitudes. Primero, hay que soltar esas posesiones mentales. Segundo, aguantamos el temor de ese no-tener, resistiendo la tentación de volver a como estábamos. Luego, nos involucramos en otras tareas. Nos interesamos por los demás. Nos ocupamos. Poco a poco, nos sensibilizamos de como sí podemos vivir sin esas posesiones. Comenzamos a gozar la transformación. Sin ataduras posesivas y al darnos cuenta de que nosotras mismas hemos realizado el cambio, recuperamos la seguridad y la confianza. Sin posesiones, nos hemos enriquecido.

 

 

 

 

 

 

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