Las chicas agresoras también requieren de nuestra atención. En gran medida, las perpetradoras escogen a sus víctimas por celos o envidia, es decir, por insatisfacción con ellas mismas. Por inseguridad o miedo, las agresoras temen ser descubiertas. En todo caso, una cosa parece segura: necesitan atención.
Sean acosadoras, victimas o amistades cómplices, lo que nos ocupa como mamás y educadoras es darles nuestro apoyo para aliviar.
1) No está sola. De todas las maneras posibles hazle saber que su condición – real o percibida – no es razón para que no cuente contigo. Escucha y abraza.
2) Juega. Puedes utilizar otros medios para comunicarte y expresar condiciones similares. Vean películas juntas. Lean libros.
3) No hay culpables. Si la han corrido del grupo de amigas, poco podrá hacer para regresar. Dale tiempo para repensar cómo sucedió.
4) Ni tan mala ni tan buena. Si se siente rechazada por alguna amistad en específico, no hables mal de ella.
5) Medita bien. Cualquiera que sea la agresión hacia tu hija o hijo, toma aire, piensa dos veces y hasta tres tus siguientes pasos.
6) Destaca sus fortalezas. No dejes que se sienta menos. Mejor señala lo bien que ha sabido responder a la situación.
7) Comparte tus propias historias. A ellas también les gusta saber que sus madres tuvieron problemas, que sufrieron, que son humanas y que se equivocaron.
