Entrevistas

Homenaje a “las que se quedaron sin voz”

Quería terminar el círculo de mi vida dándole voz a los personajes de mi novela: Esther Rizo

"Mi filosofía es tener la belleza en mi vida...pero no se redunda nada más en que sea bello sino en el mensaje de vida que lleva. A mí me parece que la belleza es un signo de vida... A la vida hay que sacarle lo hermosa que es y aprovecharlo... eso es entusiasmo por vivir, por estar viva, y eso es lo que tengo yo, yo estoy muy viva", dice Esther Rizo Campomanes, escritora de la nueva novela "Rebozo de aromas". 

SuperMujer: ¿Qué fue lo que la motivó para escribir este libro?
Esther Rizo: Pues, verás, en realidad yo me había quedado como inconclusa, quería yo terminar el círculo de mi vida dándole voz a los personajes de mi novela, a mis abuelas, porque ellas se quedaron sin voz, y eso fue lo que me motivó. Sobre todo, también, que yo había dejado todo ese encargo a mi hermana, que había estudiado todo lo que yo no pude, desde secundaria, preparatoria y licenciatura. Estaba yo tan orgullosa de ella que pensé que ella era la que iba a publicar y la que iba a hacer todo por mí, y nada. Se me murió, llevándole yo 13 años de edad. Y bueno, yo siempre era la encargada, aún con ella, de reescribir todos los cuentos, los poemas o las narraciones que hacíamos en los cumpleaños de la familia. Es decir, yo hacía todo lo posible por hacer lo pequeño para que ella hiciera lo grande. Y resultó que murió, y desde aquel entonces, como que me quedé con la obligación de escribir el libro, tenía que cumplirlo. Yo creí, sinceramente, que no iba a poder, pero pude.

SM: ¿Cómo empezó todo este proceso de escribir el libro?
Esther Rizo: Después de que murió mi hermana, me fui a Puebla con una de mis sobrinas y me dijo: “Oye tía, a ti que te gusta tanto lo de la literatura, hay un taller de novela con Mónica Lavín ¿por qué no vas?”. Entonces, entré al taller de Mónica; para entonces, yo ya había hecho el primer capítulo del libro y les encantó. Cuando levanté la vista después de leerlo por primera vez, vi que todos empezaron a aplaudirme con un entusiasmo. Y eso me emocionó mucho, igualmente que Mónica también me dijo: “Oye, tú puedes hacer una novela, síguete trayendo los capítulos y la puedes hacer bien”. Entonces, empecé a llevar los capítulos y ya; los hacía muy rápido, a pesar de que yo no sé absolutamente nada de computación. Ahí fue cuando una muchacha se prestó a ayudarme, “monísima”, era una colombiana que me dijo: “Ya sabes que yo voy a tu casa y te hago el trabajo, pero tienes que hacerlo porque me encanta lo que escribes”. Así empecé entonces con ella, pero se tuvo que ir a Colombia por problemas con su familia, así pues, me quedé con Tere, secretaria del esposo de mi sobrina, que no tenía trabajo en ese momento. Ella aceptó ayudarme, y entonces yo escribía en la noche, todo manuscrito, llegaba Tere y se lo entregaba.
Y así fue fluyendo, de hecho, no consulté nada de Internet, sino que cogía yo los libros de historia para compaginar las fechas de los nacimientos, que exactamente fueran en la fecha y época que correspondían. Porque como se puede apreciar, son muchas épocas diferentes y lo que sucede en cada una de ellas, por eso se incluye mucha investigación, cariño y amor al revivir aquéllos preciosos tiempos. Eso fue lo que me costó  mucho trabajo, pero en un año lo terminé.

S.M.: ¿Cuánto de imaginación y cuánto de realidad es lo que maneja en su libro?
Esther Rizo: Una novela, en sí, es una obra de ficción, entonces yo no podría limitar a los lectores. Desde luego, los personajes son exactamente los míos, son mis abuelos, y de hecho, no les cambié ni el nombre. Y bueno, la imaginación tuve que emplearla para llenar los tramos de olvido que yo tenía o la falta de información. Es por eso que no les podría decir qué proporción tiene el libro de cada uno, pero tienen bastante d ambos. Los lugares son los mismos, las fechas son las mismas, las familias son las mismas, hasta con sus nombres; pero claro que hay algunas cosas, bastantes, en las que tuve que usar la imaginación y el lenguaje que tenía para manifestar esos personajes.

S.M.: ¿Cómo la ha apoyado su familia en esta transición de escribir la novela?
Esther Rizo: Muchísimo, muchísimo, muchísimo.
De hecho hace poco me fui a una casa de personas mayores que es del Centro de Líbano, donde me apoyaron muchísimo. Tuve la suerte y la ventaja de que en esta casa estoy sumamente descansada, me traen todo el servicio médico, comida, lo que se me ofrezca. La verdad es que estoy encantada, porque tiene muchas ventajas estar sin ningún problema que te cohíba. Eso me sirvió y me apoyó para dedicarme de lleno a la difusión de la novela.

S.M.: ¿Desde cuándo venía gestando la idea de escribir sobre su familia?
Esther Rizo: Fue una cosa que yo tenía desde hace mucho tiempo. Empecé con mi hermana, me acuerdo que ella decía: “Oye, pues es muy interesante lo de la historia de nuestra familia, ¿por qué no escribes tú lo de Cuba y yo lo de México?”, ya que yo estaba más relacionada con la gente de Cuba porque nací allá y siempre fui el centro de atención. Entonces yo empecé a escribir con mi hermana la novela, inclusive me dijo: “Describe el hotel donde llegaron mis abuelos, porque yo no lo conozco”,  entonces le describí tal como eran “Las Delicias” y a ella le gustó mucho. Y a mí, la verdad, cuando vi lo suyo no me gustó, finalmente terminé cambiándolo. ¡Qué malvada!, pero es que lo que ella escribía distraía demasiado la atención.

S.M.: ¿Existe alguna influencia de algo o alguien en su novela?
Esther Rizo: Pues, empecé a darle forma y, realmente sí creo que exista una influencia de lo que llaman la imaginación poética, la vocación, no sé. Pero creo que sí existe algo de eso porque yo no tenía ninguna intención de hablar de mi abuelo y se llevó la novela. Y es que debes de tener mucha imaginación cuando estás trabajando, pero entonces también te viene todo eso de no poder dormir en la noche, de que te saltan las ideas como fantasmas llenos de emoción por seguir escribiendo todos aquéllos acontecimientos que les sucedían a los personajes.
Igualmente, dentro de la investigación hay que estudiar la época, ver lo que pasaba en ése entonces en las ciudades y qué acontecimientos ocurrían para ir relacionándolos con  los personajes, porque es una familia que vive desde el imperio de Maximiliano y Carlota.

S.M.: ¿Desde qué edad inició con cuentos, poesías, etc.?
Esther Rizo: De toda la vida, pero con respecto a eso, una de mis hijas, cuando cumplí 80 años, me dijo: “Mamá, te voy a publicar, tienes muchos cuentos”. Y me hizo un librito que se llamaba “El árbol de la vida”, y nada más se distribuyó entre la familia, pero de ahí he rescatado cuentos y poemas, y voy a seguir escribiéndolos para hacer otro libro.

S.M.: ¿Piensa publicar pronto?
Esther Rizo: Sí, sí, sí.
Yo creo que realmente mucha gente tiene talento, simplemente que hay que descubrirlo y explotarlo. Te aseguro que hay muchas mujeres de mi edad con talentos ignorados. Hay mucha gente que puede escribir, o describir, o pintar. Incluso de mis compañeras, yo he visto que muchas empiezan a pintar, y ¡qué cosas tan bonitas!, pero yo por supuesto que no puedo hacer nada más que leer y escribir.

S.M.: ¿Qué obstáculos se le han presentado para publicar?
Esther Rizo: Ninguno, porque yo nunca pensé que iba a hacerlo. De hecho, Mónica Lavín fue la que me dijo: “Fíjate que se lo voy a mandar a la editorial, porque está muy buena la novela”. Me la mandó y les gustó. Pero ahí no para la cosa, a seguir trabajando.

S.M.: ¿Qué significa para usted escribir?
Esther Rizo: Catártico puede ser, porque represento la voz de mis abuelas que murieron sin hablar. Ellas se quedaron sin hablar, yo voy a hablar por ellas.

S.M.: Por la descripción de sus paisajes en el libro ¿regresó a Cuba?
Esther Rizo: Sí, cómo no, claro que regresé. Y además, tengo en la cabeza grabado todo el paisaje de Cuba. Recientemente, también fue una de mis sobrinas porque se impresionó con lo de la novela, y recorrió Cuba. Incluso pasó a la oficina del registro civil donde encontró mi acta de nacimiento y de mucha de mi familia. También visitó “Las Delicias”, que ahora es una oficina del gobierno, pero todo existe tal cuál lo narro. Todo, es realmente transcrito de la realidad, no tiene más que el adorno de la imaginación.

S.M.: ¿Cómo se ve a sí misma?
Esther Rizo: Pues, yo creo que toda mujer aspira a realizarse como persona para los suyos y yo me he realizado. Para mí, ha sido una satisfacción enorme que mis nietos me digan: “Abuelita, estamos orgullosísimos de ti”. Así que me veo como una triunfadora en ese sentido, porque pues he trascendido como abuela los cánones de las abuelitas que se quedan sin voz o que tienen Alz Heimer, que se limitan a contarle los cuentos a los niños - cosa que yo hice muchos años -, o yo que sé,  y esta no, esta abuelita habló.
Y lo bello es que mis nietos siempre se acuerdan de los cuentos que les contaba cuando los tenía a todos alrededor. Inclusive, una vez, estábamos en Acapulco y me subí a una mesa a actuarles cómo llegaba el monstruo del cuento y todo, pero entonces yo estaba mucho más joven, ellos estaban chiquitos y yo me podía subir a la mesa fácilmente. Pero, lo malo fue que estaba  un ventilador y que me lleva todo el dedo. Y bueno, todos alarmados porque esas cosas son de sangrar y sangrar. “Pero si no tengo nada”, decía yo. Pero siempre he sido así como muy atrevida para todo ese tipo de cosas. Una vez, también, me caí en Puebla, porque llevaba yo un regalo de navidad que me tapaba los ojos, y todos me decían: “No te muevas me decían”, pero yo “¿Pero por qué si no tengo nada?”. Entonces, al momento de voltear veo un charco de sangre. Y bueno, pues todos se preocuparon mucho, mandaron traer a la Cruz Roja y finalmente, terminé con 10 puntadas en la cabeza. Pero, eso fue como un 21 de diciembre, y el 24 ya estaba yo rompiendo la piñata.

S.M.: ¿Cuál es su filosofía de vida en este momento?
Esther Rizo: Mi filosofía es tener la belleza en mi vida. Y la belleza quiere decir muchas cosas: bello puede ser un animal, la vegetación, el paisaje, una persona; pero no se redunda nada más en que sea bello sino en el mensaje de vida que lleva. A mí me parece que la belleza es un signo de vida y la vida es bella, realmente como la película. A la vida hay que sacarle lo hermosa que es y aprovecharlo. Yo, por ejemplo, sí soy una persona que le exprime a la vida, porque afortunadamente veo la hermosura de ésta. Eso es entusiasmo por vivir, por estar viva, y eso es lo que tengo yo, yo estoy muy viva.
Obviamente, he tenido muchas épocas en las que me he sentido muy triste, muy decaída, sin ánimos, pero pues, he seguido sacando ánimos. De hecho, acabo de sembrar un árbol. Me hacía falta eso,  como dijo Oscar Wilde, ya escribí un libro, ya tuve un hijo y me faltaba sembrar un árbol. Además, en ésa ocasión mi hija me llevó a San Miguel de Allende y todos mis nietos alrededor me tenían el pinito que sembré. Estaba enloquecida de felicidad.

S.M.: ¿Le preocupa de alguna manera la crítica que llegue a tener el libro?
Esther Rizo: No, lo único que quiero es que entiendan mi mensaje y que les guste. Cada vez que una persona me dice: “Ay, cómo he gozado tu libro, fíjate que me encanta y no quisiera terminarlo”, eso es para mí como el mayor premio. Me dicen que como que se va saboreando, como que te va llevando de capítulo en capítulo y te gusta. Así pues, tengo a una persona que le di el libro y que me dijo: “Fíjate que voy en el penúltimo capítulo y no lo quiero terminar porque me parece horrible que se acabe”. Y bueno, es obvio que cuando no quieres terminar es porque no se va a repetir la experiencia. Por eso como he recibido mucho ánimo de la gente de que publique otro libro pues estoy muy animada a hacerlo.

S.M.: ¿Qué piensa usted de lo que es la familia? Para usted ¿qué es la familia? ¿qué significa?
Esther Rizo: Por la familia yo doy todo. La familia es el núcleo de nuestra sociedad, importantísima. Para mí ha sido mis cimientos, mi estructura, mi presente, mi futuro, yo creo que lo más importante en mi vida, en mis distintas etapas, cuando fui hija, cuando fui hermana, después que fui madre, abuela y bisabuela. Tengo 3 hijas, 10 nietos y 30 bisnietos.

S.M.: ¿Qué piensa usted de la recreación del pasado? ¿Por qué recrearlo?
Esther Rizo: Pues, yo creo que es un rescate, no sólo de lo bueno sino también de lo malo. Porque, si en el pasado fracasaron tantos de mis antepasados por esto y por lo otro, es una forma de rehacerte. Por ejemplo, en mi visión de la mujer veo a la mujer que era verdaderamente una flor, y entonces ella, a base de la maternidad y con la cosa de la costumbre, de los embarazos que debían de ser continuados, por ejemplo, se transforma en una matrona bastante aburrida y desesperada, que no logra nada más que el abuelo la traicione. Por eso no culpo tanto al abuelo como al tiempo. Yo creo que tenemos que ver el pasado, analizarlo, perdonar todos los defectos, pero también cambiarlos.

S.M.: ¿Qué piensa de la mujer actual?
Esther Rizo: Yo pienso que la mujer actual está muy bien, está realizándose, mucho mejor y más libremente. Sin embargo, tiene un problema muy grande, y es que trabaja doble,  porque no se le han quitado los trabajos de la casa. Entonces, tiene que trabajar como loca igual que trabaja el hombre o peor, atender a los hijos, porque el señor siempre se muere de cansancio, la mujer no, ni en sus embarazos, ni en nada tiene el debido respeto o la ayuda que debe de tener de su compañero. Por eso creo que es muy injusta la vida en eso con la mujer. Aunque ha sido la mejor época para la mujer porque ahora ya llega a todos los lugares donde puede llegar el hombre, pero nunca ha podido reivindicar su puesto.
Tengo una nieta que sí es maravillosa, pues cuando llegó el momento de trabajar los dos, su marido y ella, llegó el momento de embarazarse, tener un hijo y dijo: “Ahora sí te toca a ti”. El marido trabaja, le deposita, ella administra el dinero y cuida a sus hijos como una verdadera madre; no que llega la madre, muerta de cansancio y la criatura sin su atención, eso me parece pésimo. Yo creo que la mujer tiene derecho de que se le respete de ese trabajo que tiene extra toda la vida sobre ella. El marido debe tener la mitad del trabajo, porque no es justo. Y cuando tenga a sus hijos es mejor que la cuiden y que ella pueda cuidar a sus hijos, y ya cuando los hijos estén mayores entonces ya sabrá ella si trabaja o no, pero mientras sus hijos la necesiten de día o de noche es criminal, no puede o les resta cuidados integrales.

S.M.: ¿Qué nos puede decir acerca de su pareja?
Esther Rizo: Enviudé cuando tenía 25 años de casada. Me casé muy joven, fui mamá a los 20 años y fui abuela a los 40, entonces, mi esposo murió cuando se casó una de mis hijas, hace muchos años. Yo pensé que era muy difícil volver a establecerme con otra persona y, digo, no sé si hice mal o bien, pero no volví a reincidir en el matrimonio. Ahora, en cuestión de pareja pues sí hace mucha falta porque es el principio de la formación de la familia.
Una mujer si se queda viuda a determinada juventud y está apta para trabajar pues debe de hacerlo y debe tomar entonces la rienda de su vida, ella es libre de hacer lo que ella quiera, nada más, para eso está la cabeza.

S.M.: ¿Cómo fue su formación profesional?
Esther Rizo: A mí me hubiera gustado mucho estudiar Letras, desde el huevo, desde siempre, hubiera entrado a estudiar eso en la universidad, pero resulta que en aquél tiempo había secundarias en los colegios católicos y yo estaba en una que no tenía registro de la SEP. Iba a entrar, después de terminar el sexto año de primaria al Motolinia, que ya tenía registrado el permiso de la SEP, pero entonces empezaba la educación sexual, ¡imagínense!, y el escándalo fue tan grande que mi familia me sacó del primer año de secundaria y me dejaron en el colegio donde había estudiado toda mi vida, en el colegio francés, que le dicen de las yeguas finas. Ahí, no terminé ni el doceavo grado porque me casé antes. Y entonces, me quedé autodidacta, pero claro como no me conformé, pues estuve estudie y estudie y estudie libros y todo lo demás.
Cuando me quedé viuda, cometí el error de no haber estudiado “por la libre”, pero es que en ese entonces yo me sentía como incapacitada, como que había yo dejado pasar mucho tiempo. Es decir, que no estudié por idiota, por el tabú y el miedo, y lo único que hice fue leer, escribir.
Por eso yo sí le recomiendo a la mujer que estudie, porque de hecho eso fue lo que me impidió mucho publicar un libro antes, el hecho de ser autodidacta, me daba como cierto sentido de inferioridad, pena - “¿cómo voy a hacer esto yo?”-; y como mi hermana tenía todos los títulos del mundo, pues entonces pensé que ella era la que iba a representarme. Pero entonces, se me muere y no tuve más remedio que hacer las cosas por mí misma.
También manejo tres idiomas y, de hecho eso fue muy fácil para mí. El español, bueno, es lógico; el francés lo aprendí con “las yeguas finas”, practicándolo casi todo el tiempo, casi desde que nací; y el inglés lo aprendí porque tuve mucha familia en los Estados Unidos y me fui muchas temporadas, poniéndome a estudiar. La ventaja es que se me facilitaron tremendamente, porque, por ejemplo, de mis hijas sólo una habla inglés y francés, a las otras dos se les dificultan horrores los idiomas.
Además me gustan mucho, el español más que los otros, pero si tú te remontas al pasado y las raíces del inglés y el francés encuentras cosas sorprendentes. Bueno, el francés es el idioma del amor, muy dulce y bonito, pero la riqueza del inglés es tremenda, basta con decir que existió un Shakespeare.

S.M.: ¿Cómo le gustaría ser percibida por sus lectoras?
Esther Rizo: Como un ejemplo, porque puedo presumir de serlo por mi edad. Quiero que sepan que toda la vida nos podemos lanzar a hacer lo que deseamos en realidad, pues, por ejemplo, donde yo vivo, tengo compañeras que son más o menos de mi edad y todas han aprendido a pintar, otras a bailar y estamos siendo testigos de una generación de ancianos que está aprovechando la vida y explotando sus capacidades al máximo.
Es imprescindible también irte enriqueciendo mientras vas viviendo con todo lo que te proporciona la vida, con toda la literatura que puedas, toda la música, porque el lenguaje es una música maravillosa. Pensar que todo eso que ha hecho el hombre y lo que tenemos en la naturaleza no tiene par… Entonces yo creo que la vida es hermosa realmente y hay que vivirla y aprovecharla y describirla, que fue lo que hice en mi novela.

 


Algo más sobre Esther:

  • Esther Rizo Campomanes nació en Cuba y emigró a México a los 6 años de edad.
  • Cumple 89 años en el mes de septiembre, siendo una mujer con mucho amor por la vida, decidida y capaz de todo por ser feliz.
  • "Rebozo de aromas" es su primer libro, editado por la Editorial Suma de letras.

Sobre la novela:

 

 

Te invitamos a dar un recorrido hacia el pasado, desde mediados del siglo XIX hasta la Revolución Mexicana, para que seas expectadora de cuatro generaciones de una familia única. Te describirán los aconteceres cotidianos y los lugares en donde se desenvuelven, pero también, te quedarás con la certeza de que estos personajes fueron reales, los escenarios aún existen y las épocas podrás conocerlas en el trayecto.

Escrito por Equipo SuperMujer 

 

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